Íntimo y personal, cine y literatura, gracias

Ayer terminó el ciclo Cine y Literatura que he coordinado para Caixanova. Hablamos de El lápiz del carpintero. Antón Reixa, director de la película, y Manuel Rivas, autor de la novela, dieron una charla amena y nutrieron de anécdotas a un público risueño y entregado. Me alegro de haber estado allí, de haber contribuido. Sí, estoy orgulloso de cómo ha salido todo.

El primer día, con Mario Camus, también tuvimos que cerrar las puertas. Su conversa demostró lo que ya todos sabemos: es uno de los grandes. Luego vinieron Ángel de la Cruz y Manuel Hidalgo. Director/escritor y escritor/guionista hablaron desde uno y otro lado, explicaron su forma de trabajar del texto a la pantalla. La siguiente, Benito Rabal, incombustible, y Manolo Matji, sirvió para conocer un poco más sobre una de las mejores adaptaciones que se han hecho en España: Los santos inocentes (Mario Camus, 1984). Y ayer, Antón Reixa y Manuel Rivas, un colofón con sabor gallego, porque el ciclo se ha realizado en A Coruña y no en Houston, donde quiera que esté.

A todos los citados y a las personas de Caixanova que trabajaron junto a mí durante este tiempo, gracias. Gracias de corazón.

Claro que hay cosas que mejorar para lo próximo que hagamos, pero ahora es el momento de saborear lo conseguido. Estos días de estrés han merecido la pena. Ahora enfrentamos la recta final del curso con un taller intensivo a cargo de Jorge Benavides y una clase magistral de Pilar Gómez sobre Padres e hijos, la novela de Turgueniev. Son el punto y final a un curso en el que tuvimos con nosotros a Espido Freire, que amenazó con volver y sé que lo hará.

Luego, el verano. Espero seguir escribiendo en el Culturas, acabar dos guiones (uno de ellos con el brillante Manuel Darriba), ¿trabajar en televisión?, retocar una novela, actualizar más a menudo esta bitácora (incluso la mía personal) y leer, leer todo lo que caiga en mis manos. Ganas tengo. Se admiten sugerencias.